viernes, 22 de abril de 2011

Empgjdhfjdhf.


Sé poner lavadoras, pero sólo si cierro los ojos y me limito a oler el detergente. No me gusta correr, y a pesar de eso intento atraparte cada día, aunque a ti no te lo parezca. Las teclas de un piano me estremecen. Duermo más de seis horas diarias. Me encanta el frío, sin embargo nunca he tenido el honor de congelarme contigo. Soy de las que prefieren las palabras antes que los hechos, y de las que sustituyen el sexo con un buen chocolate, sin ser virgen ni gilipollas. En mi monedero nunca sobra el dinero pero viven mil recuerdos. Lloro poco aunque siempre echo de menos a todo quién me echa de más. Cada vez que miro por la ventana el mundo se viene abajo, cómo si estuviera hundiéndose en las profundidades. No me importa ni eso, ni el paté caducado que hay en la nevera. Me encantan las cartas, sin embargo nunca he recibido una. Tengo celos, pero me pueden más los momentos que aún no han sucedido. No hace falta que se lo digas a nadie. Replico mucho en mi interior, pero hablo poco. A veces creo que todo lo que pueda salir de mi boca es simple verborrea. Puedo ser tan sincera como quiera, he decidido no esconderme, volver a regresar tantas veces como haga falta. Me lleno fácilmente con todo lo que dices, por eso cuando te vas no puedo dejar de gritar para vaciarme. No creo en el viento y en los gatos de las películas de miedo, pero me considero tremendamente ingenua cuando se trata de ti. El sonido de la lluvia repicando en el cristal me recuerda a esos besos que nunca me has dado. Ya ni sé. Me gustan los bombones, como tú, pero me conformo con los bombones rojos de lindt. Tengo mosquitos en el interior de mi tripa que me pican cada día. Me gusta que me digas lo sexy que estoy aunque sea todo una mentira. Tu vida y nuestra historia está escondida entre mis apuntes de lengua.

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